Historia alternativa del siglo XX by John Higgs

Historia alternativa del siglo XX by John Higgs

autor:John Higgs
La lengua: spa
Format: epub, mobi
editor: Taurus
publicado: 2015-09-16T16:00:00+00:00


La primera arma nuclear que se utilizó contra un país enemigo fue una bomba A llamada Little Boy. Las fuerzas aéreas de Estados Unidos lanzaron esta bomba sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945. Se calcula que mató a unas 66.000 personas inmediatamente y que otras 69.000 fallecieron como consecuencia de las heridas y los efectos secundarios. La segunda y última arma nuclear que se ha lanzado durante una guerra cayó sobre Nagasaki tres días más tarde. Se llamaba Fat Man y acabó con la vida de 64.000 personas[15]. Ambas bombas fueron transportadas a través del Pacífico en el vientre de un B-29 Superfortress, un gigantesco bombardero de cuatro motores con un alcance de combate de más de 5.000 kilómetros. Los estadounidenses diseñaron el B-29 cuando empezaron a temer que toda Europa cayera en manos del Tercer Reich, lo cual hubiera supuesto que los ataques aéreos contra Alemania habrían tenido que lanzarse desde Canadá o Estados Unidos. La creación del B-29, en retrospectiva, puede considerarse un momento importante de la historia de Estados Unidos, y ha llegado a simbolizar el rechazo de las tradicionales políticas aislacionistas de este país.

La invención de las bombas nucleares, así como la de la energía nuclear, fue otra de las consecuencias imprevistas de la Teoría de la Relatividad General. Einstein había estado jugando con las operaciones matemáticas de su obra cuando de repente, como de la nada, surgió una ecuación hermosa por su sencillez. Esta ecuación era E = mc². «E» representa una cantidad de energía, pero, curiosamente, la «m» representa la masa, de modo que se refiere a la materia física, no a la energía. La «c» es una constante, la velocidad de la luz, que es un número muy grande, y que al elevarlo al cuadrado pasa a ser inmenso. La ecuación, por lo tanto, decía que una pequeña cantidad de masa era equivalente a una cantidad de energía realmente gigantesca. La cuestión que se planteó entonces era cómo liberar y emplear esa energía, y pareció que lo que había que hacer era dividir elementos pesados e inestables como el plutonio o el uranio.

La decisión de usar armas nucleares contra Japón sigue siendo controvertida. Algunos la consideran un crimen de guerra y afirman que, como escribió en sus memorias el presidente estadounidense Eisenhower, «Japón ya estaba vencido y lanzar la bomba fue totalmente innecesario»[16]. Otros señalan que, debido a la antigua tradición guerrera del bushido japonés, este país nunca se hubiera rendido, y que el lanzamiento de esas bombas evitó una invasión por tierra y, por lo tanto, salvó las vidas de miles de soldados aliados. Más recientemente, algunos historiadores han mostrado que la bomba se empleó más como demostración de fuerza ante la Unión Soviética que para derrotar a Japón.

Pero hacer una demostración de fuerza ante Stalin tal vez no fuera la jugada más inteligente. Para quienes conocían en alguna medida la personalidad de Stalin, estaba claro que, tras la muestra del poderío estadounidense en Hiroshima, nada en el mundo iba a impedirle conseguir también un arma nuclear.



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